Para la aparición del modelo bíblico de las procesiones de Semana Santa que actualmente se celebran en la ciudad hay, pues, que hacer referencia primeramente a la fundación de los dos Pasos o Cofradías lorquinas, el Paso Blanco y el Paso Azul. En 1852 se forma la "sección de nazarenos blancos", compuesta por 15 personas, ataviados con túnicas blancas y adornos morados en recuerdo del color fundamental del desaparecido "Paso de los oficiales".
En 1855, por escisión dentro de la sección de nazarenos blancos, se forma la "sección de nazarenos azules", en lo que no hay que ver diferencias políticas, pues tanto unos como otros eran conservadores y monárquicos, sino por protagonismo social de algunas familias que tenían otros puntos de vista y matices, aunque dentro de un mismo sentir. Esta sección se constituye dentro de la Hermandad de Labradores Lorquinos que había existido en el ex convento de San Francisco, el Paso Azul, y quedó bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores. Organizados ya Azules y Blancos, los lorquinos y forasteros se adscriben a uno de los dos bandos, que compiten por el mejor lucimiento de sus grupos durante la procesión. En esta elección del color se llega por tradición familiar, gusto o preferencia, y nada tenía o tiene que ver con motivos de carácter político o índole social.
La provisionalidad de este Cortejo terminaría por cristalizar en un modelo procesional diferente, que cobró especial auge tras el sexenio revolucionario. La rivalidad surgida entre las dos principales cofradías o pasos, compitiendo por ver cuál de ellas representaba con más propiedad y magnificencia los grupos bíblicos, llevó a la introducción en estos de la tradición lorquina del bordado –primero en oro y plata, y posteriormente en sedas – como singular elemento ornamental que aporta brillo y mayor realce a la representación. Paulatinamente, los ropajes de los personajes fueron adquiriendo mayor importancia e hicieron de estos los atuendos que lucían grupos y personajes una de las principales característica de la peculiar celebración pascual lorquina.